todo y nada

somos todo y nada


somos cariño, ternura, amor

somos abrazos, caricias, besos

somos seriedad, alegría, sentimientos

somos incomodidad, ausencia, indiferencia

somos chistes, risas, diversión

somos miradas, tensión, coqueteo

somos lo que buscamos, queremos y necesitamos


somos todo y nada a la vez


somos tú y yo

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Perdida

A veces me siento perdida. Me siento sin dirección en la vida. Hay tantos caminos por escoger, tantos kilómetros por recorrer, maravillosos lugares por explorar, pero ni idea de cual me vaya a gustar. A veces me siento tan perdida que me abruma. Me quedo parada, sin poder reaccionar. Podría dibujar, o escribir, o programar, o modelar, o animar. Y termino haciendo ni una. A veces me siento tan perdida que me desespera. Intento hacer de todo, intento dibujar, y escribir, y programar, y modelar, ¡y animar! Y termino haciendo ni una. Otras veces me siento tan perdida que me cansa. Tanto pensar, tanto considerar, tanto planear, me agota, me consume, y me deja tirada en la cama, viendo vídeo tras vídeo, sin sentido alguno. Y otras veces me siento tan perdida que me motiva. Exploro, investigo, aprendo, hago, pero igual me cansa, igual me deja tirada en la cama, queriendo dormir pero sintiendo que no puedo, sintiendo la urgencia de seguir intentando. Pero siempre me siento tan, pero tan perdid
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La humana

Me despierto porque algo está haciendo ruido. Al abrir mis ojos me doy cuenta que la humana es la causa de este. Tiene el cabello hecho un desastre y se ve muy apurada mientras arregla su cama y agarra ropa antes de salir del cuarto. Escucho como abre la regadera mientras me vuelvo a dormir. Me vuelvo a despertar, pero ahora es por un olor a comida. Veo como la humana entra al cuarto con un plato. Noto que tiene su cabello arreglado y mojado; no entiendo como puede, por voluntad propia, mojarse. En fin, los humanos son un misterio. Voltea a verme, al notar que estoy despierta, me da los buenos días y se sienta en su escritorio en frente de su aparato. Me acerco a ella, me siento a lado suyo en el piso y me le quedo mirando, esperando que me de algo de su plato. Tiene esas cosas raras que siempre se pone en los oídos (y nunca me escucha maullar por eso) y está muy concentrada en su aparato.  Después de unos segundos y varios maullidos se percata de mí, dice “¿Qué quieres? Quieres comida
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